martes, 10 de julio de 2012

Funcionarios asesinos


            A mí lo que me pudre es que los políticos de este País, percibidos por la población como uno de los tres problemas más graves que tenemos, sigan empeñados en poner el foco de todos los males en los funcionarios. Es lo más fácil, porque no somos simpáticos por la seguridad de nuestro trabajo y porque con apretar una tecla nos bajan el sueldo, y ningún otro ciudadano nos apoyará.

            Pero analicemos las excusas que ponen sus excelencias: ¿Hay muchos funcionarios? Comparándonos con el resto de Europa somos de los que menos tenemos por habitante, lo que tal vez tenga que ver con algunas deficiencias en nuestros servicios públicos. Pero habrá que recordar que las plantillas, los organismos autónomos y el número de funcionarios los deciden ellos, y el incremento se ha producido en las comunidades autónomas, donde han gobernado en una u otra época todos los partidos políticos hispanos.

            ¿Porqué no miramos, por ejemplo, los cargos de confianza? Si sobramos funcionarios ¿por qué nuestros mandamases siguen metiendo sin sonrojo decenas de personas en la administración por la cara? ¿Dónde han metido los partidos a muchos alcaldes y concejales cuando han abandonado su cargo? ¿Ayuntamiento de Bilbao, Diputación de Bizkaia, Gobierno Vasco o en los tres a la vez? En toda España se manejaba la cifra de 40.000 (mil y muchos solo en el Ayuntamiento de Madrid, pero no se crean que en Euskadi andamos cojos), los cuales tienen sueldos de funcionario, privilegios aparte.

            Y luego podríamos hablar del dislate organizativo de las administraciones existentes, que tampoco es culpa de los funcionarios, sino de los que se amarran a su reino de taifas, (ayuntamiento, diputación o Gobiernos) y solo miran como criterio de supervivencia y funcionamiento cuánto pueden gastar y cuanta gente tienen bajo su mando. ¿Que las competencias de urbanismo y asistencia social están repartidas entre ayuntamientos, diputaciones y gobierno vasco? Estamos en Euskadi, con cuatro parlamentos mirándose con desconfianza y incordiándose todo lo que pueden.

            Y en lugar de destrozar la sanidad y la educación pública (señas de sociedad democrática y de futuro) echo de menos medidas que han tomado nuestros socios, dentro de las recomendaciones de los burócratas europeos: subidas de impuestos a las rentas más altas, eliminar figuras vergonzosas como las SICAV, que las empresas paguen lo que les corresponde en el impuesto de sociedades, (no como Iberdrola en Bizkaia cero patatero dos años). Y una lucha contra el fraude fiscal real, no precisamente una amnistía para los sinvergüenzas. Pero de eso también tendremos la culpa los funcionarios.