A mí lo que me pudre es que los
políticos de este País, percibidos por la población como uno de los tres
problemas más graves que tenemos, sigan empeñados en poner el foco de todos los
males en los funcionarios. Es lo más fácil, porque no somos simpáticos por la
seguridad de nuestro trabajo y porque con apretar una tecla nos bajan el
sueldo, y ningún otro ciudadano nos apoyará.
Pero analicemos las excusas que
ponen sus excelencias: ¿Hay muchos funcionarios? Comparándonos con el resto de
Europa somos de los que menos tenemos por habitante, lo que tal vez tenga que
ver con algunas deficiencias en nuestros servicios públicos. Pero habrá que
recordar que las plantillas, los organismos autónomos y el número de
funcionarios los deciden ellos, y el incremento se ha producido en las
comunidades autónomas, donde han gobernado en una u otra época todos los
partidos políticos hispanos.
¿Porqué no miramos, por ejemplo, los
cargos de confianza? Si sobramos funcionarios ¿por qué nuestros mandamases
siguen metiendo sin sonrojo decenas de personas en la administración por la
cara? ¿Dónde han metido los partidos a muchos alcaldes y concejales cuando han
abandonado su cargo? ¿Ayuntamiento de Bilbao, Diputación de Bizkaia, Gobierno
Vasco o en los tres a la vez? En toda España se manejaba la cifra de 40.000
(mil y muchos solo en el Ayuntamiento de Madrid, pero no se crean que en
Euskadi andamos cojos), los cuales tienen sueldos de funcionario, privilegios aparte.
Y luego podríamos hablar del dislate
organizativo de las administraciones existentes, que tampoco es culpa de los
funcionarios, sino de los que se amarran a su reino de taifas, (ayuntamiento,
diputación o Gobiernos) y solo miran como criterio de supervivencia y
funcionamiento cuánto pueden gastar y cuanta gente tienen bajo su mando. ¿Que
las competencias de urbanismo y asistencia social están repartidas entre
ayuntamientos, diputaciones y gobierno vasco? Estamos en Euskadi, con cuatro
parlamentos mirándose con desconfianza y incordiándose todo lo que pueden.
Y en lugar de destrozar la sanidad y
la educación pública (señas de sociedad democrática y de futuro) echo de menos
medidas que han tomado nuestros socios, dentro de las recomendaciones de los
burócratas europeos: subidas de impuestos a las rentas más altas, eliminar
figuras vergonzosas como las SICAV, que las empresas paguen lo que les
corresponde en el impuesto de sociedades, (no como Iberdrola en Bizkaia cero
patatero dos años). Y una lucha contra el fraude fiscal real, no precisamente
una amnistía para los sinvergüenzas. Pero de eso también tendremos la culpa los
funcionarios.