Asistimos a un cambio de ciclo, de
esos en que hay que mover mucho para que todo permanezca igual: el líder no
sirve. A Mariano Rajoy la inacción y no atajar la corrupción hoy lo hacen tóxico.
Comienza la ceremonia de la
confusión. Ahora se critican desde la derecha sus políticas, y aparecen
sonrojantes encuestas electorales que presentan situaciones apocalípticas para
el PP y maravillosas, de la noche a la mañana, para el próximo líder, Albert
Rivera.
Sus altavoces hablarán de futuro
y de cambio imprescindible, aunque presenten a un candidato aún más hueco y más
a la derecha que el actual. ¿Y la izquierda? Entre la inopia y las batallas
internas, precisamente cuando es más necesaria la política con mayúsculas,
cuando solo tiene la calle para rebatirlos.
Es imprescindible que la
izquierda retorne al mundo de los vivos. Los pensionistas, las mujeres, la
sociedad reclama su liderazgo, porque así no se puede seguir. Pelear frente a
un mundo cambiante, inmisericorde, donde los ciudadanos debemos defendernos de
la apisonadora de la propaganda, la manipulación y la miseria.