Como militante
socialista asisto perplejo a la desastrosa negociación entre los partidos de
izquierda. Con mayoría progresista en la Cámara vemos que, mientras la derecha
se alía con el demonio para conseguir el poder, los partidos de izquierda, pese
al mandato de los votantes, se descalifican e impiden la formación del gobierno
en Madrid.
No me vengan
con que no se aguantan. Están para solucionar problemas, para asumir una
situación política y económica que se promete dramática. Y en lugar de hablar
de lo importante, los problemas de los ciudadanos, nos aburren con sus
diferencias personales, como si fueran el ombligo del universo.
¿Y elecciones
para qué? ¿Para en el mejor de los casos repetir resultados? Porque no se descarta
ni mucho menos que la derecha pueda recuperar el poder, con lo que el desastre
sería absoluto.
Quedan días
para enmendar este desaguisado. Es irresponsable poner en riesgo el control de
las cámaras y una participación masiva de la izquierda por personalismos. Es el
momento de ponerse a trabajar y sacar el país adelante. Como si fuéramos
adultos maduros.
Publicada en EL CORREO como "Carta al director" el 16/9/2019