Solo
es un reflejo de la sociedad enferma en que vivimos. Todavía damos
vueltas si debe dimitir el responsable político de la desvergüenza
de pucherazo de las oposiciones de Osakidetza. Es decir, que todavía
aguanta en el cargo el señor Darpón, y sus compañeros de gobierno
tan felices.
En
cualquier democracia europea normal, habría una crisis de gobierno
por la décima parte de semejante escándalo, tomar el pelo a
ciudadanos opositores con puestos de trabajo fijos en la
Administración y encima que te pillen. Aquí las reacciones han sido
penosas.
El
PNV, ejemplo de gestión eficaz e incorrupta mira para otro lado
porque es de los suyos. El PSE porque es del socio, no sea que se
enfade. El PP también al principio porque se llevaban bien. Ahora,
como se han enfadado, cambia y quiere sangre. Bildu esta vez quiere
la cabeza. Otras veces también, hasta acuerdos de última hora que
se ha abstenido (véase salvaciones in extremis en EITB).
Y
no solo esto. Los tres denunciantes están sufriendo menoscabos en
sus condiciones actuales de trabajo, por irse de la lengua. Por
cumplir con su obligación.
Iban
a aprobar una ley para proteger a los testigos y a los denunciantes
de corrupción. Me deja más tranquilo ...
Publicado como CARTAS AL DIRECTOR en EL CORREO el día 26/02/2019
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