Sinceramente no sé cómo nos ven desde fuera nuestros socios europeos y los mercados globales. Según la prensa tras la última "cantada" de Bárcenas hubo cuatro bancos de inversión internacionales que informaron de negros nubarrones sobre nuestra estabilidad política, por la explosiva mezcla de incompetencia y corrupción. El Gobierno contrapone la prima de riesgo en trescientos puntos ("olvidando" las medidas del BCE contra los especuladores de deuda soberana) y la bajada del paro, que los expertos dividen entre estacional y desencantados de ir a inscribirse al INEM para nada.
Pero como ciudadano de a pie, y pese a poder estar de vacaciones, el futuro solo lo veo negro. Percibo un desánimo, una resignación, un miedo a perder las migajas que nos quedan, que nos hace mucho más vulnerables a los ataques del poder.
En nuestras relaciones lo primero es aparentar que la crisis no nos afecta. Han conseguido culpabilizar al parado, al desahuciado y no nos queremos mezclar con esa gente. Claro que cuando nos toca porque cierra nuestra empresa (qué culpa tendremos los trabajadores) nos encontramos solos, y como mucho nos apoyarán los compañeros despedidos. Porque pasamos a ser de los olvidables.
Estamos permitiendo que destrocen el Estado del Bienestar, eso que garantiza subsidio de paro, sanidad o educación porque hay que ahorrar. Ese es el colchón que nos protege a los ciudadanos de la miseria, el que garantizaba en el peor de los escenarios (el actual) unos mínimos para ti y tus hijos, para poder salir adelante y darle la vuelta a la situación. Pero por la crisis es el que está pagando los desmanes de la banca, porque no podemos dejar caer a instituciones que ya nos están arruinando, y que según los últimos datos tienen intención de seguir haciéndolo.
Y es negro para nuestros hijos. Ya están la mitad parados, y el resto en el extranjero o con condiciones de esclavos. Les obligan a volver a una economía de subsistencia, con sueldos infames, para así poder exportar lo que aquí nadie puede comprar. Claro que así los déficits públicos se disparan porque los que pueden no pagan y los de las nóminas son pocos y arruinados, dando así excusas para nuevos recortes. Mientras les sigamos dejando.
Publicada como "Carta al Director" en el Correo el 8/08/2013
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