La sociedad está cambiando a velocidad
de vértigo. El destrozo de las políticas neoliberales en las vidas de los
ciudadanos ha producido alteraciones en el espectro político que pueden ser
radicales en los próximos comicios. Sobre todo si los partidos tradicionales no
saben estar a la altura.
La izquierda está en ebullición. Hay
una alternativa que está recogiendo el desencanto denunciado el 15M, al que los partidos no han sabido
responder. Su propia existencia es un
hito que debería hacer saltar todas las alarmas: el dinero y las viejas
campañas ya no llegan al votante harto, joven o no.
El ciudadano de izquierda quiere
alternativas concretas a problemas reales. Ya no acepta más las generalidades
que luego se incumplen sin rubor. Quiere saber, queremos, cómo solucionaremos
que los desahucios sigan siendo cien diarios
de primera vivienda, con sus cien familias a la calle. Queremos conocer
qué plantean los partidos para parar la estafa generalizada que padecemos con la
energía, quién hará una auditoría real del precio de la luz y como se frenará
el oligopolio vergonzoso de las gasolinas en España.
Queremos saber cómo se conseguirá que
las empresas y las grandes fortunas paguen impuestos, como los ciudadanos de a
pie. Necesitamos creer que además de
votar elegimos, que tenemos poder real cuando decidimos, que no se volverá a
chalanear todo al día siguiente de entregar el voto.
Llevo treinta años afiliado al PSOE, y
creo que hoy tenemos un Secretario General elegido por todos y suficientemente
preparado para afrontar los problemas
que padecemos. Y de todo corazón quiero seguir votando socialista.
Publicada en EL CORREO como carta al director el 30/08/2014
http://elpais.com/elpais/2014/08/30/opinion/1409417714_618162.html
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