Después del ruido generado por la consulta catalana, que para unos rompía España y para otros la superaba, todo ha quedado como estaba. Mucho ruido, mucha manipulación, mucha incapacidad, y todo como al principio.
En la consulta por la independencia han votado los
independentistas. Se han movilizado casi dos millones de personas en una consulta sin
garantías, mezclando nacionalismo con hastío por la crisis. Cuatro millones y pico se han quedado en casa. Pero se ha
conseguido una sensación de victoria sobre el Estado, un paso más hacia nadie
sabe donde.
En frente tenemos lo
incomprensible. Un Presidente escondido, incapaz de explicar ni su postura, perdido en su eterna indecisión
ante las dificultades. Al incumplir todo su programa social y económico, sabe
que lo único que movilizará a las derechas es la unidad de España, y ha
decidido fortalecer a su enemigo con una mezcla de desprecio y provocación, que
está convirtiendo a l President, tan limitado como él, en el líder de
todos los catalanes.
Jugar con fuego siempre
quema, y solo variará la profundidad de las heridas. Más y Rajoy se necesitan
para tapar su incapacidad y sus recortes. Los demás a padecer
su inacción y su irresponsabilidad, hasta que lleguen las elecciones.
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