Todas las soluciones propuestas a esta crisis pasa por el
sacrificio y el trabajar más por parte de todos los sufridos ciudadanos.
Bajadas salariales y eliminación de derechos laborales, subidas de impuestos y
pérdida de servicios hasta ahora considerados básicos, jalonan todas las
recetas presentadas para sacarnos del problema, pero empujándonos cada día más hacia
el desastre.
Aparte de la percepción general de que el reparto de las
cargas es todo menos justo, y que los ciudadanos de a pié soportamos la gran
mayoría de los recortes, algo que resta la poca credibilidad que le queda al
sistema es la existencia de la corrupción. Sin olvidar que está lejos de
solucionarse el problema, nuestras instituciones han reconocido que los casos
detectados han aumentado casi un 30 %, lo que causa desánimo es observar que
las operaciones policiales que se anuncian con grandes titulares de
prensa, el paso del tiempo los convierte en humo, o prescriben por falta
interesada de celeridad en su tramitación.
Pero lo más sonrojante es el tratamiento que se da a
los grandes empresarios y las grandes fortunas cuando son pilladas "in
fraganti". Sin olvidar otros casos sonados, el señor Díaz Ferrán, ex
presidente de la CEOE, no está en la cárcel por la acción de la justicia o de
la Policía. El error de este señor fue incordiar a gente demasiado grande, con
los recursos suficientes para contratar bufetes y detectives privados, que le
han acabado metiendo en la cárcel. Como en las películas de cine, pero mucho
más triste
Publicado en EL CORREO como "Carta al director" el 12 de diciembre de 2.012
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