Todo regresa a la normalidad. Los nubarrones se dispersan, y se levanta una sauve brisa que renueva el aire. La crisis se da por concluida, se relaja el ambiente. Sigue el trabajo diario, los temas a completar y mejorar, discusiones y soluciones.
No han conseguido desestabilizar a la dirección, y han cosechado una sonora derrota, que deberemos prorrogar y amplificar. Han jugado sucio, y eso deben saber que tiene un precio, alto y doloroso. Hemos visto que no se puede dejar un flanco descuidado, que lo van a aprovechar. Pero que pese a que las cosas parezcan perdidas, nunca se puede ni bajar los brazos ni perder la esperanza.
¿Y tú? Has cumplido, has demostrado que conoces tu función, y la has desarrollado. La seguridad quedó garantizada, y supiste analizar el problema y sus efectos. No fue tan grave como parecía en un principio, y tu situación personal vuelve a la normalidad. Tranquilizadora palabra.
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